martes, 9 de marzo de 2010

POR UNA PATATA!!

En 1986 estuve en el Mundial de Colorado de ciclismo, seleccionado por Manolo Sáiz, que ostentaba dicho cargo por aquellos años.
También había las selecciones de pista, con Gabriel Saura de seleccionador, que en paz descanse.
Pues es curioso ver como hay anécdotas en la vida que te hacen ir por un camino u otro, aunque son sólo el detonante y no fruto del azar. Y aquí me cubrí de gloria con ambos seleccionadores...
En primer lugar, mis entrenos en aquella época de 18 años no conocían casi el centenar de kms, aunque habían dado resultados ganando vueltas delante de Mauri y súper corredores de aquella época. Una vez metido en la disciplina de los entrenos del Mundial... que exigían unos 120-180 kms por la mañana y una descarga de piernas por la tarde de una hora, no estaba preparado para ese salto de kms.
Era casi un mes por aquello de la aclimatación a la altura de aquellas montañas espectaculares de USA. Aunque verbalmente no me opuse, debió de quedar claro por mis expresiones y conducta que no estaba a gusto. Pero esto lo contaré en otra ocasión..

A lo que iba...por otro lado en una de las comidas que haciamos donde estábamos alojados, el centro de alto rendimiento de Colorado Springs, que de comida basura americana nada de nada... se me ocurrió coger un plato de patatas (cocidas... eh?) Compartiendo mesa con Saura, me dijo que debería de dejar de comer eso, que no era bueno. Simplemente le dije que yo creía que me iban bien y las seguí comiendo...

En el año 1988...Saura se convierte en seleccionador nacional y yo en el mejor ciclista en victorias contrastadas como el Circuito Montañés. Este año,siendo además año olímpico, él no contó conmigo para tal evento. Siempre he bromeado que fué por culpa de las patatas. Una vez de profesional, tuvimos ocasión de vernos y darnos un abrazo muy grande, reconociendo ambos que no saquemos lo mejor de nosotros en aquella ocasión.

Con o sin patatas, no destaqué en dicho Mundial, aunque una vez de vuelta por tierras españolas, empezó mi era Atila.