miércoles, 19 de agosto de 2009

MUNDIAL

Marta era la mejor por marcas antes de salir, durante la prueba lo demostró y al cruzar la línea de meta lo corroboró. Cuando ocurre esto, la palabra "suerte" tan oída estos días no tiene razón de ser. Ella disfruta con lo que hace desde los 8 años, pero cuando se convierte en una profesión y te pagan o te becan, todo cambia, aunque ella ha conseguido hacer de su pasión y vocación, su manera de ganarse la vida. Pero no debemos olvidar que los que pagan quieren una medalla.
Y si es la única medalla de los Juegos, que creo así será, hablarán de fracaso. Esto crispará mucho, rodarán cabezas, y de cara a las próximas Olimpíadas el gobierno de turno dirá que necesita medallas como sea. Entonces las cosas se harán rápido, nacionalizando grandes atletas, o apoyando a los que por su riesgo o cuenta han llegado a sobresalir.
Y como estamos en el momento de las competencias, de ser mejor que los demás, de ganar al contrario, los países necesitan medallas para convencer a sus ciudadanos que las cosas se están haciendo bien y los impuestos sirven para algo, y así llevar también la bandera con orgullo (me refiero a cualquier nación), volviendo a mezclar deporte y política.
Y la realidad es otra, al menos la que yo experimento. Cuando llevo a mi peque al cole, se amontonan niños de 12 a 14 años en la esquina fumando cigarrillos y otras cosas. A nivel deportivo no encuentro un sobrino o amigo de mi hija que quiera venir a caminar por el monte en plan familiar y cientos de ejemplos más donde la consigna en la educación padres a hijos es que cansarse no es sano, si no es que te dan dinero por ello.
Cambiaría todas las medallas por ver una juventud motivada, aunque no fuera con el deporte, sino que se propusiera hacer cosas, con sueños, con ganas, con ilusión, supongo que si alguien ha sentido eso dentro de si mismo, sabrá de que hablo.
En fin, creo que debo poner el grano de arena y ser muy positivo, aunque hay días que parece que los dogmas y muros se han levantado tan alto...