miércoles, 13 de mayo de 2009

GIRO 2009

Hacía unos 4 años que perdí el interés de ver ciclismo en televisión. Me he acercado a alguna etapa del Tour por ver a mi sobrino, pero poco más.
La vuelta de Armstrong, ha suscitado en mi un interés de aficionado. Para mi no encontró en la "vida real" algo que le llenara y dominara tanto como es el ciclismo y necesitaba volver. Algo que nos ha pasado a casi todos que hemos pasado por este deporte.
Todas las críticas de los que defienden a Contador, deben celebrar la vuelta del americano, como una oportunidad única de mitificar la figura de Alberto y que llegue más allá de los puros aficionados al ciclismo. Acercarnos un poco a la era Induráin.
Al menos por mi parte, si sigo el Tour es porque habrá un rival digno de Contador. Un paseo triunfal no es mi ideal, aunque sea un español el que se lo lleve de calle.
El deporte siempre lo he visto sin colores ni naciones, y me han gustado deportistas de todos los países, incluso por encima de muchos españoles. Pienso que el nacionalismo en el deporte está bien para atrapar las masas, pero no nos olvidemos que es deporte y buscar más que eso, es tapar huecos.
Así me acuerdo que me dejó atrapado para siempre cuando volvía del cole y encendí la tele, la proeza de Hinault en una etapa de la Vuelta a españa, llegando con Belda y Lejarreta, y que al pobre de Gorospe le dio un mazazo del que quizás nunca se recuperó. También a Hinault le costó un par de años de calamidades físicas. Eso eran gestas, había iniciativa del ciclista, en caliente, sin pinganillos, naturales como la vida misma.