miércoles, 14 de octubre de 2009

DESERT RUN (II)






Se puede decir que este viaje ha llegado en un momento de mi vida donde muchos perjuicios se han ido alejando de mi y podía acercarme a otro mundo y cultura con el entusiasmo de observar y aprender, con la mente un poco más abierta. Cuatro días en el desierto me han aportado tanto como meses de trabajo interior y meditación diaria en nuestra civilización.
Si, también era una competición deportiva, a la que acudía en un 50% de cliente-corredor y otro 50% de colaborador en el aspecto técnico de los circuitos. Largas jornadas de 6:00 a.m. hasta la puesta de sol me hacían disfrutar del trabajo, la carrera y la diversión como nunca.
En el aspecto deportivo desaparecen los rivales, todo acaba siendo una lucha contra ti mismo de la cual he salido también muy reforzado. Siempre pensaba que no aguantaría temperaturas tan extremas y lo cierto es que me he quedado con las ganas de haber corrido alguna etapa más larga, de más de 50 kms, por ejemplo, aunque los tres días seguidos han sido más que suficientes para pasar el test con nota muy alta. He podido rodar a 3.40 durante 19 kms y más de 30º, por el puro placer de correr, sin nadie por detrás ni por delante. Pocas veces he dado lo mejor de mi como en la tercera etapa.
Eso si, nada de tiendas o esterillas, sino hoteles de lujo con piscina y excelentes manjares de comida muy limpia y digerible. Y es que aunque haya visto que puedo aguantar mucho corriendo en situaciones extremas, lo que no veo tan claro es lo de dormir en una tienda de campaña y alimentarte de cualquier manera. Para eso si que no valgo.
El desierto es un sitio que te va atrapando poco a poco. Siempre pensé que no se me había perdido nada, no era amigo de parajes secos y más bien tiraba a la alta montaña en vacaciones. En el segundo día de estancia en una de tantas excursiones que hemos hecho, cuando desde lo alto de una montaña pude observar la majestuosidad del paisaje, sentí que me estaba llenando, el no tener la vista ningún límite de pisos, fábricas, luces, coches... por ninguna parte, te da otra dimensión. Las palabras no pueden plasmar nunca este tipo de experiencias, la misma que sentí cuando fuimos a visitar un poblado malí rodeado de niños dispuestos a darte lo mejor de ellos mismos, su inocencia, sin ningún tipo de condiciones.
La compañía de mis amigos de Runner's, Sportlife y Sportravel y una larga lista de extraordinarios atletas, han hecho de la DESERT RUN algo más que una carrera, siendo la mejor aventura deportiva donde haya participado. Es la primera de una larga lista de ediciones donde el éxito está más que asegurado y una carrera donde el atleta popular puede obtener sin ningún tipo de peligro y yendo poco a poco el CARNET DE DUNAS.