martes, 9 de mayo de 2006

MARATON DE VIENA

A RITMO DE VIOLIN

Seguramente tengáis curiosidad de cómo nos fue en Viena tanto a Fiz como a mi y al resto de compañeros. Deportivamente son 42,195 de muchas batallas, pero por encima de la carrera se ha sobrepuesto la maravillosa experiencia que nos brindó Sportravel de viajar con Martín. Aunque ya tuve la ocasión de conocerlo en el reto Fiz-Escartín, es ahora cuando he tenido el privilegio de convivir tres días con él y disfrutar de su compañía. En pocas palabras, el poner a nuestra disposición todo un campeón del mundo hasta segundos antes del pistoletazo de salida, es el sueño de todo maratoniano. Además, el hecho de estar siempre a nuestra altura, como uno más del grupo, es su mejor obsequio. Tampoco penséis en largas charlas técnicas que pudieran aburrir a los acompañantes, sino que el buen humor, las risas y bromas predominaron en esta "concentración".
Si a todo esto añadimos el magnífico grupo de personas que se formó el resultado ha sido que mi viaje en busca de una marca se convirtió en un viaje de placer con mi familia con olor a running.
Cada maratón tiene para mi un significado y esta para mí es el principio de algo nuevo. Creo ahora firmemente que cuando ya no pueda batir mis marcas que será dentro de poco, seré capaz de disfrutar corriendo maratones.
Los entrenos compartidos, comidas, largas charlas… no han hecho más que mitificar todavía más a un gran ídolo y unir el grupo fuertemente como se demostró en más de una ocasión.

¿Y de la carrera qué? Pues el grupo decidió madrugar para no tener sorpresas, y estas dos horas previas fuí una vez más testigo de una colaboración y ayuda entre todos nosotros. Cuando estás en el extranjero y más de 25.000 personas dispuestas a salir, no es todo tan fácil.
Una vez colocado lo más adelante posible, un empujón me llevó al suelo, y la rabia de recuperar posiciones y no quedarme solo me hizo cometer el error de un principiante pasando el km 10 en 32' y 1h09’59’’ la media maratón, yendo en tiempo de marca hasta el kilómetro 34. A falta de 6 kilómetros tuve que coger velocidad de crucero y llegar a meta con 2h26’59’’ según mi cronómetro. En cuanto a Fiz, os avanzo antes de su crónica en Runner’s World que el mes de parón en el Aconcagua le pasaron factura, y decidió preparar otras competiciones o maratones en mejor estado de forma.
Mi sentimiento después de la maratón de Milán con 2h 24’00’’ en diciembre y de Empúries con la misma marca el domingo pasado, fue de fracaso. En Viena a las pocas horas el chip me había cambiado y era el hombre más feliz del mundo. Conocer a la pareja de Benidorm, Madrid, la de Barcelona, José Antonio Castilla (uno de los mejores paralímpicos del mundo con 2h 32’ en maratón), Gontzal, etc., conducido bajo la batuta del gerente de Sportravel Joan Boada (hasta nos trajo los dorsales a la habitación) y Martín Fiz, pone en un segundo plano el resultado deportivo.
Repito en Amsterdam junto a Luis Enrique y si Fiz decide realizar alguna maratón en otoño allí estaré sin falta.

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