Mi humilde opinión sobre Armstrong y lo hago extensivo al resto del doping:
No me gusta juzgar a una persona y menos incriminarla penalmente, o acabar en la
cárcel como ha pasado con ciclistas, por el hecho de querer mejorar su
rendimiento con sustancias dopantes. Esto me parece fuera de todo contexto. Y
más cuando paralelamente los que recriminan todo esto y piden limpieza, son unos
políticos que con causas graves de corrupción, les inquieta más un positivo español que desalojar sus despachos
(leáse Sabadell, caso Gurtel, Duran, y miles de etc, etc).
Estamos en una sociedad donde las normas, mejores o peores, están para ser
cumplidas o cambiadas, si éstas se quedan anticuadas debido a una evolución
cultural e histórica. Por desgracia el hombre necesita saber lo qué está bien y
está mal, y tener miedo a las sanciones para que cumpla el reglamento, y aún
asi estamos con cartel de completo en las cárceles...
En definitiva, el problema del doping será algo que sucederá siempre
históricamente porque se pone en juego un trabajo y un dinero. No es siempre como en el caso de
Armstrong que esa mejora buscada es para ganar un Tour, sino sólo para poder firmar un contrato
de renovación por 1000 euros al mes y poder seguir buscando oportunidades.
El ser humano no será capaz de "portarse bien" por una moral que le dicen
que es lo mejor para él y para el deporte... me parece un cuento de hadas... los médicos deportivos alíados al doping, te
justificaran una y mil veces que subir niveles analíticos que estan por el suelo es una necesidad y tu moral se acogerá más a eso que a
la normativa.
Por tanto, si se quiere un deporte donde esos esfuerzos y mejoras no se
realicen gracias a sustancias dopantes, el reglamento debería cambiar. Pero no
porque sean malos o buenos, sino porque hay una necesidad de salvar unas
profesiones que están en juego, al margen de la conveniencia política de estigmatizar al malo y buscar siempre alertas ciudadanas, y acabar ellos siendo los Robin Hood's que nos salven de esta suciedad.
Y como cambiaría el reglamento: Muy sencillo,
- Cualquier persona implicada
por primera vez en productos dopantes, tanto el deportista, como los asesores... medicos,
directores, auxiliares etc, que fueran inhabilitados de por vida, tanto en el deporte de élite, como en una posterior o actual profesión en institución pública relacionada con el deporte (federaciones, escuelas deportivas subvencionadas, medicos deportivos en organismos públicos...etc)
- Devolución de una cantidad económica pactada, según
lo cobrado a las empresas que los patrocinaron por daños y perjuicios a su imagen. Además otra cantidad de dinero a un
fondo común para deportistas que finalizan su carrera deportiva y no consiguen empleo y otra suma de dinero para los controles antidoping.
Se trata pues, de sanciones administrativas y deportivas y basadas sobretodo en los controles antidoping y no investigaciones penales que me parecen fuera de toda lógica.
No se puede estar hablando de limpiar y limpiar el deporte, cuando al cabo
de 6 meses, 1 año o dos años, el deportista vuelve al ruedo y el propio compañero se da cuenta que ha sido sólo
un escarmiento pero puede seguir jugando a la ruleta rusa.
Engañar a Hacienda, el hacer trampa a las cartas, saltarse un semáforo...etc etc.... lo hace todo el mundo... ahora se trata de poner las medidas adecuadas para que se lo piensen dos veces. Todo por el bien del deporte.
Ni qué decir tiene que hoy tomaría una cerveza con cualquier persona que se haya dopado, por supuestísimo, y ni siquiera se haya arrepentido, lo que hay que hacer es poner las medidas adecuadas y que nunca más coja una bici, una raqueta, un balón o una zapatilla para la alta competición.
Soy una persona práctica, las emociones se quedan para compartir con mis hijas y no para guillotinar a nadie.